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Magaly Espinosa Delgado

Una atmósfera delicada y fugaz respira.

Magaly Espinosa Delgado


La belleza adopta las más variadas y caprichosas formas de presentarse, en ocasiones ataviando la realidad y sacando de ella las virtudes que sostienen el alma.


La artista Hollye Davidson, a través de sus obras, nos acerca a un mundo animal y humano al mismo tiempo, enredándolo en una belleza, que en ocasiones respira en silencio y en otras suele lanzar gritos que agreden o piden auxilio. Las piezas que nos muestra la exposición Línea y esencia, se arman con esas dos presencias, las imágenes de caballos viviendo momentos distintos de sus vidas y la presencia femenina, tan breve y fugaz que sientes que en unos instantes va a desaparecer.


una pintura de una yegua en oleo sobre fondo azul
Galliope, óleo sobre lienzo, 48" x 96"

Dos factores formales distinguen su obra: la manera en la que en algunas ocasiones conjuga la línea con el color, alcanzando que dependan mutuamente, sin que podamos saber en qué momentos predominan y un segundo factor relacionado con las cualidades estéticas de elegancia y delicadeza, ellas van creando circunstancias diferentes, momentos fugaces que respiran y tienden a la levedad.


Esta atmósfera íntima y colmada de breves instantes Hollye la alcanza a través del ritmo y del movimiento que le imprime a cada figura, en especial, de lo que puede significar un punto de llegada, que se va a convertir en una antesala de otras formas de vida.


El caballo, su personaje preferido, en la mayoría de las veces se muestra mirando al espectador de manera insistente, desde una expresión que juzga, inquiere, duda y amenaza, advirtiendo de los traspiés que nos da la subsistencia. Su representación mayor la encontramos en la pieza Galliope, donde una enorme yegua azul, “sin jinete” como diría la crítica y curadora Gined López, avanza al galope luciendo su belleza, sin temerle a nada, entre todos se distingue no solo por la monumentalidad que la hace poderosa, sino también, por esa belleza azul situada por encima de cualquier valoración humana. Su arrogancia la distingue por su galope mirando al frente, ella es diferente al resto de sus semejantes que observan al espectador esperando sus juicios.


Imágenes de caballos colocados en distintos momentos, bien sean detenidos o esperando al acecho, dispuestos a galopar o con las patas en alto, agresivos y molestos, está el que galopa con la cabeza ladeada y el que lleno de colores mira tranquilamente al frente. Una circunstancia especial contiene la obra Flores de Pamela, en la vemos a una mujer sentada en un butacón y a uno de sus lados la figura de un caballo que la observa ladeando la cabeza, solo en sus pensamientos como un guarda protector. La mujer se mantiene tranquila, nada la altera, al parecer, este compañero imaginado debe ser bien conocido por ella.


pintura, una mujer sobre un sofa con figura de caballo que aparece a su lado
Fleurs de Pamela, técnica mixta, 72" x 96"

Forman parte de la muestran otro conjunto de piezas en las que se lucen figuras femeninas tímidas o arrogantes. Ellas están llenas de relatos y fábulas contenidas, el espectador se puede imaginar muchas historias, pero el interés de la artista no se detiene en ellas, va más allá, a resaltar el contenido humano de cada pose y los ambientes imaginados. Estos detalles son los que potencian su poder, todo parece dirigirse a la intensidad espiritual que contienen, a su misterio, a narraciones que solo se anuncian bajo líneas ligeras y firmes. Las figuras que están cargadas de colores nos impelen a sentirlos como puros adornos, aunque esa coloración las hace más expresivas, las interpretaciones que incitan son desprejuiciadas y tranquilas, no están sometidas a los altibajos emocionales del resto de las obras.


A su vez, el fondo de algunas de las obras se mantiene neutro, en otras penetra el despliegue de las imágenes, no desempeña otro papel que el de acompañarlas, no obstante, con ello la artista refuerza esa sutileza que caracteriza su pintura.


En una de las piezas más enigmáticas, Ternura, puede apreciarse el bosquejo de una figura femenina, es una imagen delicada, dibujada solo con algunas líneas, ella tiene la mano en el pecho y se mantiene a medio vestir, sus ojos la demarcan, sobresaliendo con una intensidad que evoca sufrimiento, desdicha, desprotección, su ternura no la salva de su dolor. En esta dirección, es digno de elogio cómo la creadora logra que prácticamente en un detalle se concentre el sentido de la pieza, sostenida al mismo tiempo por una sencilla imagen que se hace poderosa desde él.


Otra obra significativa es Natacha Reclinada, en ella aparece en calma una atractiva mujer sentada en un butacón, con ánimo de provocar con su mirada al observador, de nuevo la mirada adquiere un protagonismo, concentrando el poder de la obra, un poder que se aplica entre tranquilo, ingenuo y astuto.


Retrato de Jodi es la obra más atrevida de la muestra, porque a la mujer representada no parece importarle los sucesos y los cambios de este mundo, la atracción desde su corpulencia, su pelo enmarañado y una pose osada la hacen vigorosa, segura de sí misma. El rostro colorido contrasta con las finas líneas en las que se diluye el cuerpo. La mirada no perdona dudas, el espectador debe estar seguro de lo que desea cuando la observa.


Por otra parte, en Regreso al amarillo, una obra cercana a la anterior, el poder se concentra en un rostro envuelto en color amarillo, con una expresión tan inquietante e inquisidora como la primera. En esta ocasión, las líneas que dibuja están gobernadas por el color y ello hace que sobresalga dentro del contexto de las obras expuestas. Pero algo importante la emparenta con ellas, de nuevo, el poder sutil de la mirada, que en este caso es diferente a las otras, porque está cargada de dudas, miedo e inseguridad, sobre lo que pueda estar sucediendo.


Estas lecturas de algunas obras desean comentar sobre las distintas intenciones y lecturas que pueden provocar, porque aunque se muestren sencillas en su composición y escuetas en su solución visual, son insinuantes y provocativas en sus sentidos. Ellas están en silencio, inseguras, haciéndonos pensar que son peligrosos los destinos que las rodean.


El contraste entre los valores humanos y las soluciones visuales, es uno de los aportes que la artista ha puesto a discursar con suma habilidad. Cuando observamos con detenimiento, ninguna de las figuras se muestra complaciente y ello contrasta con esas soluciones, que en la mayoría de los casos intrigan, desde su propia gestación formal al mostrar una simplicidad que sostiene un complejo contenido.


Este contraste es uno de los valores más encomiables de las obras, que junto a la belleza que las gobierna, la humanidad callada que las sostienen, congregan malabares de sentimientos muy cercanos a la vida diaria.


Magaly Espinosa Delgado.



La profesora Magaly Espinosa Delgado es Doctora en Ciencias Filosóficas, con especialización en Estética, (Universidad de Kiev, Ucrania). La Dra. Espinosa es autora de "Indagaciones. El nuevo arte cubano y su estética", una obra influyente que explora los entresijos del arte cubano contemporáneo. También es coeditora de "Antología de textos críticos: El nuevo arte cubano" junto a Kevin Power, una obra que ha desempeñado un papel decisivo en la configuración del discurso sobre el arte latinoamericano. Actualmente es profesora en el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona.


Espinosa Delgado, Magaly (2023). In cat. Line and Essence, Exhibition by GG Art Space, Miami, FL, United States of America.


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